Re-Animator
Stuart Gordon –
Re-Animator, 1985
Amable lector, anímese a coger un texto cualquiera del escritor
Howard Phillip Lovecraft (Providence, 1890- 1937). Sentirá que ha
ingresado a un lugar donde lo innombrable, lo que no es de este mundo y
lo que no puede ser descrito son cosas que pueden hallarse en
diferentes rincones de estos inquietantes caminos. Y si usted tiene
suerte, notará que el ambiente alrededor suyo parece contagiarse de la
maldad propia de estas perturbadoras presencias. Por supuesto, le
vendrán más ganas de continuar leyendo el relato que tiene en sus manos.
El terror descrito por Lovecraft ha proyectado una sombra
larguísima, tanto al interior de la literatura fantástica, donde
autores como Robert Bloch, Stephen King, Ramsey Campbell y muchos otros
han rendido tributo a su obra con historias que buscan reproducir esta
concepción de lo irreal, con resultados más o menos logrados, según
cada caso. Pero no sólo la palabra escrita se ha sentido fascinada por
tales pesadillas. El arte de la imagen en movimiento, el cine como
fenómeno de masas ha pretendido nutrirse de ellas y convertir estos
textos en imágenes que resulten dignas de tal horror cósmico.
Tenemos el penoso deber de informar que la mayor cantidad de
intentos han sido infructuosos. Y es que, a decir verdad, el terror
indescriptible es algo que no hay por dónde cogerlo, más aún si es un
cineasta sin imaginación. Esto es algo que han comprendido muy pocos.
Uno de ellos fue el gran Roger Corman al momento de adaptar la novela
corta “El extraño caso de Charles Dexter Ward” para la realización de
su film “El palacio encantado”.
En este caso, el terror lovecraftiano se convirtió en el terror de
la AIP, empleando las mismas fórmulas utilizadas en la serie de
películas dedicadas a la obra de otro escritor como el gran Edgar Allan
Poe, casi diferencia alguna. Qué importaba ello. El cine funciona bajo
sus propias reglas. Así se obtuvo una interesante película, donde el
gran Vincent Price brilló como siempre. Poco más de 20 años después
alguien comprendió el mensaje, y echó mano a las referencias
literarias, pero creo un producto totalmente nuevo.
El director Stuart Gordon, nacido en Chicago, USA , en 1947, es un
entusiasta realizador del cine de horror independiente quien aún se
mantiene muy activo en su carrera. A lo largo de los años ha conformado
una filmografía de mucho interés, la cual va recorriendo el género del
horror ya durante tres décadas. Además de ello, Gordon también ha
probado suerte en otros géneros, realizando filmes de ciencia ficción
como “La fortaleza infernal” y sorpresivamente, incursionando en el
drama más intenso con películas como la violenta “El rey de las
hormigas”, el drama urbano en “Edmond” (a partir de una historia
escrita por David Mamet), y su más reciente trabajo en esta línea
titulado “Stuck”, merecedora de buenas críticas en los lugares donde ha
sido exhibida. Hoy en día Stuart Gordon se mantiene dentro del cine
independiente, espacio donde ha podido desarrollar su prolífica labor.
Los inicios de este director alcanzaron una notoria repercusión en
el año 1985, tras haber despertado el interés del productor Brian
Yuzna, y de la productora Empire Pictures, propiedad de Charles Band,
ávido amante del cine fantástico de serie B durante décadas, con el fin
de llevar a la pantalla una película de horror tan impactante como
ingeniosa. A partir del guión escrito por Dennis Di Paoli, William
Norris y el propio Stuart Gordon, “Re-Animator” llegó a las pantallas
de cine convirtiéndose instantáneamente en un film de culto.
Basado en los relatos cortos escritos por H.P.Lovecraft sobre las
tenebrosas aventuras del doctor Herbert West, una de sus creaciones
literarias, “Re-Animator” alcanzó la categoría de clásico del horror
debido a su eficaz combinación de terror, gore, sexo y humor negro.
Realizada al costo de un millón de dólares, aproximadamente, cuenta con
los principales elementos de aquellos relatos, manteniendo la esencia
de su argumento, pero actualizándola a los nuevos tiempos, pues en su
versión escrita los hechos ocurrían durante los primeros años del siglo
XX.
El director lleva a cabo una versión moderna, incluyendo nuevos
personajes e intrigas, las cuales de todas formas recuerdan
poderosamente el relato lovecraftiano, tanto en su fidedigna
descripción de Herbert West junto a su compañero de desventuras, el
estudiante de medicina Dan Cain, como en el uso de algunos elementos
puntuales, como animales muertos, sótanos tenebrosos, cabezas y cuerpos
decapitados, asuntos tomados de su fuente literaria para conformar
nuevas situaciones.
Esta historia nos narra la forma en que Herbert West, estudiante de
medicina de la mítica Universidad de Miskatonic, considerado todo un
genio en su materia, siente una enfermiza fascinación por la
experimentación con cadáveres. Su interés esta en lograr la reanimación
artificial de los cuerpos, con el fin de demostrar la forma en que el
organismo humano puede “volver a la vida” operando como una maquinaria,
al reactivar las funciones vitales de todos sus órganos, incluido el
cerebro, dotándolo de una nueva fuerza motriz que incluye reactivar la
actividad cerebral. El escabroso cuento escrito por Lovecraft presenta
algunos momentos donde se hace presente el horror proveniente del más
allá. Esto queda en las páginas del texto, porque la apuesta hecha por
Gordon en su adaptación fílmica apunta al terror más gráfico y
visceral, predominante en el cine fantástico de la década ochentera.
Contando con poquísimos recursos, la filmación se llevó a cabo en
espacios cerrados, débilmente iluminados, con excepción de los momentos
en los corredores de un hospital que no lo era, gracias a la labor de
escenarios del especialista Robert Burns. Buena parte del film fue
filmado al más puro estilo de “El bebé de Rosemary” de Roman Polansky,
con la cámara siguiendo a los personajes a través de los pasillos y al
interior de cada habitación, sobretodo en los momentos de mayor tensión.
Esto debido a la admiración que siente Gordon por aquel clásico del
horror demoniaco. No obstante, no es el terror el elemento predominante
en este film, pues por el contrario, una especie de humor involuntario
se desprende de estos momentos (por ejemplo, atención a la pelea de
West contra el gato “Rufus”).
Y es que lo delirante del argumento y de las situaciones propuestas
sorprenden en su ingenioso y perverso sentido del humor, donde la
muerte, los zombies y los despliegues de horror gore constituyen todo
un festín de delirio sicotrónico, donde no faltan ciertos toques de
erotismo enfermizo gracias a la belleza voluptuosa de la actriz Barbara
Crampton. En ese sentido también es destacable el aporte de los
guionistas con el personaje del doctor Hill, convertido en el peor
enemigo de West, y aún más perverso y desalmado que el propio
protagonista. En su aspecto más desquiciante Hill es un experto en
hipnosis, lo cual lo convierte en un peligroso enemigo, aún después de
la muerte.
El reparto de actores se encuentra a la altura del encargo, tomado
esto como un verdadero elogio, pues el protagonismo del destacado actor
Jeffrey Combs en su papel de Herbert West es de antología. Combs da en
el clavo en su interpretación, con su mirada, sus gestos y en sus
maneras, convirtiéndose en el enfermizo y cada vez más demente hombre
de ciencia. El actor Bruce Abott da vida a Dan Cain, el compañero de
West, quien se ve arrastrado por la locura de su inusual maestro del
mal. Completan el reparto la actriz Barbara Crampton, ya mencionada,
como Megan, el interés romántico de Dan, Robert Sampson como el
desafortunado suegro, y el ya fallecido actor David Gale como el
malvado doctor Hill, en una actuación maravillosa.
A destacar también el apartado de efectos visuales a cargo del
especialista John Carl Buechler, a cuya labor se debe el impactante
horror gore que incluye miembros seccionados, sangre a borbotones y
vísceras vivientes. Años después, Buechler incursionó en la dirección
de películas con títulos como “Cellar Dweller”, “Viernes 13, parte 7” y
“El asesino del 49″, entre otros títulos. La música es obra de Richard
Band, quien realizó una partitura muy deudora del tema de “Psicosis”
del músico Bernard Hermann, lo cual le trajo más de un problema que
posteriormente fue solucionado.
“Re-Animator” es una pieza clave del cine de horror de la década de
los 80, cuenta con el “mad doctor” más famoso del cine fantástico
moderno, y es toda una muestra del encanto de la serie B, hecha con
pocos recursos, pocas virtudes formales en opinión de algunos críticos
sesudos, pero, innegablemente, hecha con muchísimas ganas y un
verdadero amor por el trabajo realizado.
Un investigador ha conseguido la forma de desarrollar un virus que
es capaz de "reanimar" a los muertos, el logra hospedarse en case de un
amigo y su novia, hasta que sus contínuos e infructuoso experimientos
revelan sus "creaciones". Su amigo decide ayudarle a ingresar a la
morgue para obtener material humano... con macabros resultados. Basado
en una novela de H.P. lovecraft
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Parte 2: 200Mb
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Parte 4: 23,79Mb
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